…¡Instrumento maravilloso!
LIBROS
Una de las formas más importantes de aprender, es leyendo.
Sin duda, los buenos libros nos apartan de las debilidades y vicios que
corrompen nuestro espíritu, que destruyen nuestro cuerpo… que nos quitan
templanza.
No obstante, la compra de buenos libros es todavía escasa,
nuestros pueblos leen muy poco, casi nada o nada! Se piensa que comprar un libro es gastar, no se piensa que
es invertir.
Hay pueblos que leen, también hay de los otros: su cultura,
su avance, su proyección están supeditadas hoy, a su lectura y a la información
que puedan acceder.
Un buen libro, es un buen compañero! Por eso yo recuerdo y
le digo:
El afortunado hallazgo de solo un buen libro, puede cambiar
el destino de tu vida, de tu alma, de tu futuro… que ya empezó HOY!
Imprimámonos voluntariamente el hábito de leer; estaremos
así más informados y por lo tanto nos convertiremos en personas más
interesante, con más temas de conversación.
Bennett, el novelista y dramaturgo inglés expresó: Los
libros son los compases y telescopios, los sextantes y mapas que otros hombres
han construido para que nos ayuden a navegar por los mares peligrosos de esta
vida humana.
Leamos, leamos todos, ya que la buena lectura, es cultura, y
la característica del Tercer Mundo es la incultura. Sacudámonos de esto…
Abierto un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera;
olvidado, un alma que perdona; destruído, un corazón que llora.
Equipo de la DEBAE
Existir – Pensar –
Mirar – Leer – Oir – Escuchar – Entender - Hablar
La lectura y la escritura tienen una trascendental importancia en el universo carcelario. Ellas serán no solo una vía de escape de tensiones, frustraciones, ansiedades y miedos, sino también un privilegiado vehículo para la recreación del mundo interior –psicológico, afectivo e imaginativo- de los reclusos.
ResponderEliminarPero no podremos olvidar -como nos recuerdas Castillo y Sierra- que junto a las lecturas y prácticas de escritura provocadas por el ansia de libertad del preso capaz de aprovechar los resquicios mínimos del sistema o de transgredirlos para conseguir un determinado libro, están las sugerencias establecidas por la institución con objeto de reeducar al preso. La biblioteca evoluciona así desde una misión puramente disciplinaria integrada en la maquinaria del aislamiento hasta otra volcada más, al menos en el plano teórico, en la reeducación y la reinserción del individuo.